Desde que te enteras de que estas embarazada empiezas a tener una montaña rusa de emociones, y una pila enorme de preguntas, dudas y miedos. Entre mis dudas estaban las más cotidianas y otras más profundas:
Mi embarazo fue libre de síntomas, a excepción de odiar algunos olores (Nuggets, salsa roja, etc.) Hasta los 8 meses seguía mi rutina de siempre, claro, durmiendo más de la cuenta y comiendo como loca! A la mayoría de controles fui sola, y me sentía tranquila. Siempre creí que podía hacerlo todo yo sola y que así era mejor. Sin estrés, sin nadie que me juzgue, todo a mi tiempo. Buscaba tener todas las ecografías posibles en todas las dimensiones para poder conocer más a esta personita que pronto llegaría. Mientras me acercaba a los 09 meses, todo se volvía más complicado. Me hinché por completo hasta el punto que ningún zapato me quedaba. Aparecieron las temidas estrías en todo mi cuerpo y ya no podía más. Una de esas noches en las que me levantaba 500 veces para ir baño sentí algo raro, fue la primera contracción.
Después de varias horas de trabajo de parto y mis intentos fallidos por tener un parto natural, terminé en la sala de operaciones para una cesárea de emergencia a las 4 am. Agotadísima, me quedé dormida durante toda la operación y desperté al mediodía. No tenía idea de donde estaba, solo sabía que estaba confundida, adolorida y nerviosa por conocer a Cayetana. Tal como me lo contaron amigas y todos los comerciales y videos que vi, esperaba con ansias el ¨camión de emociones¨ y el sentimiento de “amor a primera vista” al verla por primera vez. Entonces la trajeron al cuarto. Y aquí va lo que sentí: N A D A Y de pronto empezó a llorar… y no atiné a hacer nada. De manera instintiva se acercó a mí y empezó a tomar leche. Al fin dejó de llorar, pensé. Así pasaron las horas y pasaron las visitas y todos la querían! Pero al parecer… yo no. Antes de que me den de alta, vino una psicóloga a hablar conmigo ya que habían notado algo “raro” en mi actitud. Después de un montón de especulaciones de parte de todos como: Esque es muy joven por eso no entiende la maternidad, esque es muy complicado seguro ya cambiará, es cuestión de tiempo acostumbrase, etc… y un poquito de investigación (soy una loca Google) me di cuenta que era depresión post parto (DPP). Y como varias otras cosas… nadie me había dicho que eso era posible al dar a luz! Así que ahí estaba yo. Los días eran largos y las noches aún más largas. Mientras pasaban las semanas iba conociendo más a Cayetana y nuestra relación se fortalecía con cada mirada y sonrisa. Más pronto de lo que pensé se acabó ese mal rato y pudimos reconocer el vínculo que siempre tuvimos.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Archivos
Septiembre 2019
Categoríasacerca de míSoy una Mamá millenial de 22 años. Estudié administración en BYUI y amo cantar!
Cayetana tiene 3 años y juntas hemos aprendido mil cosas! Aquí les comparto nuestras experiencias. Perú. |