Hoy fue uno de esos días. Como cuando te levantas con el pie izquierdo y parece que no hay mucho que puedas hacer por cambiarlo. Me levanté cansada aunque dormí temprano, Cayetana estaba con un ojo rojo señal de que la conjuntivitis se nos viene encima y como duermo con ella es casi seguro que me contagie. No seguimos el plan del día y la pasamos en pijama viendo dibujos y vagando. Las dos andábamos con una actitud extraña y yo recontra off. Ella me entiende. Sabe cuando no estoy al 100%. El día se pondrá mejor pensé… Hice un flan con Cayetana como para endulzar la tarde. El flan está listo, ya está, todos de mejor humor. Respiro.
Después de una pelea que no entendí bien con mi mamá, la cosa empeoró. Caye empezó a llorar sin motivo como si fuera un exorcismo y – a pesar de mis tips para controlar berrinches – no pude hacer nada. Empezó a aparecer alguien a quien ya estaba dejando de lado. Estúpida depresión, ya déjame. Pero no. Se queda para abrumarme con los pensamientos típicos que repite una y otra vez (like a broken record). Ya me los se todos, y me digo que no son ciertos, pero ahí voy otra vez y me lo creo todo. No lloro, porque eso ya no es lo mío. Suspiro. Cayetana se calma como por arte de magia y se queda dormida. Que tonta soy, tanto negativismo para nada… Veo un programa con mis hermanos y ya está… todo pasó. Ahora me leo y digo enserio?! Eso te parece tan trágico? Y seguro tu piensas lo mismo. Pero hay días. Días en los que las cosas más pequeñitas se sienten pesadas y te nublan. Días en los que, sí! Tienes todo! pero no avanzas. Te haces la larga lista mental de todo lo que te falta y de los defectos sin fin que crees que tienes. De lo mal que lo estás haciendo como mamá. Un día a la vez. A veces hago planes mentales a largo plazo pero se que no siempre voy a poder avanzar al ritmo que quiero porque hay semanas que todo bien, lindo, súper! Pero de pronto… aparece una combinación de depresión + ansiedad y nada. Toca hacer una pausa. No, no soy psicóloga y aún no me animo a ir a terapia pero esto lo he aprendido por experiencia propia. Me siento bien cuando me mantengo ocupada, cuando hago lo que me gusta, cuando canto, cuando puedo ver lo bonito de la vida. Todas sabemos que hay algo que nos ayuda y que hay algunos días en los que no podemos hacer nada. Y esta bien, ese día pasará y será otro mejor. A las que no les pasa esto pero tienen amigas a las que sí o las que creen que nada que ver… que exagerada eres. Se que hay muchas así, mamás y no-mamás. A ver... yo les diré que en mis días buenos (que ahora son la mayoría) soy 100% segura de mi misma, todo me llega y me divierto un montón. Es más, aunque no sea un buen día, si yo no te lo digo, seguro que no te das cuenta de que algo me pasa. Así que (con lo que me cuesta) les comparto esto. Sepan que no están solas. Que no hay roche en tener un mal día y que vamos a estar bien.
0 Comentarios
|
Archivos
Septiembre 2019
Categoríasacerca de míSoy una Mamá millenial de 22 años. Estudié administración en BYUI y amo cantar!
Cayetana tiene 3 años y juntas hemos aprendido mil cosas! Aquí les comparto nuestras experiencias. Perú. |